Con su rostro frió, me miro de frente, en sus ojos ni un destello de luz que iluminara mi alma, que lentamente se moría. De su boca... ni un feliz día pata ti querida madre. En sus labios se quedo retenido ese beso, que con ansia esperaba en ese día.
Y un escalofrió recorrió mi cuerpo
cuando sin mirarme, la espalda me dio. Porque de sus brazos no llego ese abrazo que a mi cuerpo reconfortara lentamente. Todo fue sombras, soledad y tristeza mientras pasaban a mi lado alegremente, las madres con sus hijos celebrando, el día de las madres que a mi lado no llego... y las lágrimas mojaban mis mejillas, mientras gritos ahogados a mi pecho estremecían porque solo nubarrones a mi lado habían.
Y para mi no habrá otro día de las madre, porque todos se murieron este día.
Maye. |