Cuando tu ayuda la imploré amigo, solo la espalda me diste sin razón. Y tu hermano querido, me dejaste sumido en el dolor, sollozando en mi triste situación. Estoy perdido, confuso y sin consuelo y a Dios le pido tenga compasión de mi. La noche es larga, las mañanas frías el mundo sigue andando y yo girando en el. Irónico destino cruel, que as jugado con migo a la baraja, lo apostaste todo, o nada y te toco perder. Y, como perdedor me arrojaste a este mundo y no puedo soportar tanta traición. Cuando quise subir a la montaña nadie, a mi me acompaño y subiendo en silencio muy despacio, solo Dios a la cima me llevo.
Maye.
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