A tres meses de tu ausencia mi, inolvidable sobrino... sigo creyendo que el tiempo es el mejor amigo... para ayudarme a llevar, esta pena tan amarga que me dejo tu silencio. Y, aun sabiendo, que pronto tendrías que partir, me laceró el corazón tu adios en ese momento. Ya no te oiría reír, como cuando eras un niño, ni caminarías las calles en busca de algún amigo. Y, que pronto despegaste... a otro plano espiritual... y, aunque no vea tu rostro... tu presencia sigue igual.
Maye.
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