Que pena verte sumido en el dolor... Que agonia verte batallando con tus penas... y... Me dices que te vas... a donde nadie te pueda alcanzar a, un mundo nuevo, a otro plano celestial. Me dices que te vas... y, donde vas, no me podrás llevar y yo me quedo sumida en el dolor, sumida en la tristeza y la desesperación. Me dices que te vas... pero allá, donde quiera que te encuentres, siempre me esperaras pero entre tanto, aquí en la tierra a mi lado tu estaras, a mi diestra y, a mi espalda como un ángel guardian. Y, en mi lecho, siempre vigilante tú estaras.
Maye.
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