Aquí estoy madre querida en otro dìa, de madre sin ti. Cómo me pesa tu ausencia como duele que no estès y, aun no puedo resignarme a vivir, asi, sin ti. Nadie sabe lo que siento nadie entiende, mi sufrir. Porque el dìa que te fuiste yo no estaba junto a ti. Y eso duele madre mía, y desgarra mi existir. No hay consuelo, ni duelo alguno, que me ayude a comprender que te perdi para siempre, pero duele que no estès. Y nunca a mi mente llega, tu rostro palido y frio reposando en una urna. Còmo mi ser se sosiega, si ni siquiera te vi por una última vez. Solo te puedo pedir, que en el Cielo donde estès, tu bendición me cobije por siempre, por siempre amèn,
Maye.
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