¡Que fuerte Dios mío! pobre gente, con la naturaleza nadie puede tanto orgullo y tanto odio, y en verdad no somos nada ni nadie en esta vida, no más que un cuero putrefacto en movimiento con un soplo de vida.
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¡Que fuerte Dios mío! pobre gente, con la naturaleza nadie puede tanto orgullo y tanto odio, y en verdad no somos nada ni nadie en esta vida, no más que un cuero putrefacto en movimiento con un soplo de vida.
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