Después de la tempestad llega la calma. Con la calma se afloran los recuerdos y se aviva la llama del dolor. Donde podre ir yo, que no estés en mi mente. A donde he de marcharme, que no vayas conmigo. Si vives en mi ser, en mi pensamiento y mi corazón de amor por ti se muere. Eres mi luz... mi estrella mi lucero. Eres el ángel que a diario me acompaña. Pero te has marchado, te has ido y me has dejado, en medio de un silencio aterrador.
Maye.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario