No tiene gloria, solo tiene penas, dolor, tristeza y amargura. Sus pasos van vacilantes, su rumbo ya le es igual. Su mirada va perdida, en el ancho horizonte. Sus ojos ya no brillan, a perdido la chispa que antes alumbraba su rostro y su mirar. Su lágrimas son como hiel amarga. Que daño le causaron sus palabras que fueron abriendo una herida en mitad del corazón. Grita un corazón herido y se oye su eco en medio de la noche. Tuvo su corazón en las manos y hoy lo suelta, desecho y destrozado. Una madre grita de tristeza una madre grita de dolor. ¿Qué tormenta aplastó su risa que dolor su alegría apago?
Maye.
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