Una vez estaba ella
sentadita en un balcón
esperando que llegara
un ángel, enviado por Dios
y cerrando los ojitos, al Señor
le suplico, que le enviara lo
que un día, con angustia le
pidió.
Una brisa suabe y fresca
en su cuerpo ella sintió
los ojitos fue abriendo y,
entonces lo comprendió...
a su lado ya tenia, lo que
siempre deseo, y esa cruz que
ya tenia, fue la que ella pidió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario