Deja que hablen, que critiquen
y censuren, que se enreden
con sus cuentos y revienten
de locura.
Déjalas que se endulcen con
veneno azucarado.
También tuviste veinte años y
una boca habladora.
También tuviste amoríos
traicionaste y te dejaron
amantes a los que amaste y
después te abandonaron.
y sin recato y sin tregua
despellejaste a cualquiera
Hoy vives en soledad o, tal vez
estás casada, y recuerdas a esas
que a la lengua alimentaban
y eras feliz criticando
a quien a tu paso andaba.
Maye.
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