Languidece la tarde, en el silencio bullicioso a mi, alrededor solitario.
Tocan las campanas a lo lejos
llamando al reposo
espiritual.
Unos van, otros llegan, otros
perdidos en medio de la
nada, no atinan a
saber, a donde
irán.
Ladra un perro a lo lejos
salta un gato en las
sombras.
Ríe un niño, y el eco de su
risa llega a mi.
Levanto la mirada al
firmamento y, allí esta ella
que anuncia su presencia
y a su lado, un lucero
como centinela de
su majestad
la luna.
Cae la noche, acompañada de
una fría, e insistente lluvia.
Nadie aquí, nadie mas
allá, soledad en las calles y
silencio y mas silencio
y solo, las gotas
de lluvia
se pueden escuchar.
Maye.
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