que camina leguas miles
el tiempo son los raíles
y este tren no tiene fin.
Te despacha el boletín
tan solamente de ida
y cuando hacemos la partida
se hace a gran velocidad.
Al llegar hasta el anden
te ponen la conformidad
"vas a embarcar en un tren
derecho a la eternidad".
En el se embarcan por eso
próceres, mariscales...
príncipes, generales...
reyes y emperadores.
También se embarcan doctores
potentados en dinero
y al llegar a una parada
que le dicen "campo santo"
allí nos tiende su manto
de tierra el sepulturero.
Se embarcaron también por ello
el pobre, el rico, el serio
y el bobo del ministerio
y aunque parezca que no
todos vamos más o menos
camino del cementerio.
La diferencia del rico
al pobre más pordiosero
consiste que los primeros
llevan mejor equipaje.
Pero el que a la tierra baje
con el cruzar de los días
los gusanos con sus crías
infectan las vestiduras
quedando a la misma altura
todas las categorías.
Yo no he podido encontrar
ni pobre, ni tampoco rico
que nunca a mi me hay dicho
que no se piensa embarcar.
Así tendrán que viajar
la niña, el joven el feo
y en este celebre cortejo
todos nos vamos en pos
por eso me gusta Dios
porque levanto parejo.
No quiero filosofear
ni sigo más este ritmo
pues veo se me aproxima
la hora de yo embarcar.
Pero les voy a encargar
a los que atrás van quedando
"que embarcaran, no se cuando"
pero esto es cosa fija
que no se den mucha lija
que el tren los esta esperando.
Autor desconocido
Publica Maye.
2 comentarios:
Unos primero otros después, pero todos tomaremos ese tren, aligeremos el equipaje. Besos
Así es y ninguno quedaremos.
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